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Historias del barrio

Shuave: Aquí lo moderno no es moda

Ángel Elipe es el propietario de una pequeña pero muy especial tienda de la Madalena. Se llama Shuave, y es un punto cool del barrio: el único sitio donde puedes encontrar una auténtica Polaroid, camisas de segunda mano o, simplemente, un montón de cosas originales. Ya lo estáis adivinando, en realidad es una tienda vintage, un sitio perfecto para los amantes de lo antiguo, una de las modas que más está pegando en Zaragoza. Y ¿dónde colocar una tienda tan a la moda sino en la Madalena? Ángel lo cuenta muy bien: “un sitio así no tendría sentido en un lugar como un centro comercial, la gente pensaría que estás loco si les dices que vendes una camisa de segunda mano”.





¿Cómo se te ocurre montar esta tienda?



Esto viene de largo, yo siempre había estado bastante relacionado con el mundo de la moda, por mis propios intereses porque he estado trabajando en logística durante años, pero era una cosa que formaba parte de mi vida por interés propio. Un motorcillo que he tenido siempre intentando buscar marcas nuevas, tendencias nuevas, blogs… una cosa que me llenaba de forma personal. Remontándonos al principio de mi relación real con la moda: ya hace unos cuantos años yo tenía un Flickr, donde puse un grupo que se llamaba Cool Hunter donde colgaba fotos de looks que aparecían en blogs internacionales, y en este grupo entraba gente de cualquier sitio y si tenía ese criterio se aceptaba en el grupo y empezaban a compartir ellos también, llegando un día a unirse una marca indonesia, que se empezó a fijar en lo que yo hacía: las críticas que yo hacía de algunas marcas, algunos diseñadores…



Entonces un día me dijeron que le interesaba mucho mi criterio, mis gustos sobre la moda, las tendencias que reflejaba en el grupo… En su momento era una de las marcas más importantes de Indonesia en el sector del Street Wear, y me propusieron ser representante para España. Me animé y aquí empezó mi contacto laboral, aunque mi afición ya venía de toda la vida. Pero esto duró poco, porque a los meses surgió la posibilidad aquí en Zaragoza de montar un Showroom de moda, donde vendíamos y representábamos marcas tanto europeas como asiáticas a otras muchas tiendas de España pero con un concepto nuevo que todavía no se había explorado este sector.



¿Un Showroom?



Una pequeña oficina donde tienes todas las muestras puestas y la gente puede verlo. La tienda es mía pero hubo pasos previos: primero fue el Showroom, al mismo tiempo montamos una tienda multidisciplinar que duró otro tiempo porque la persona con la que tenía esta relación laboral se fue  a vivir fuera. Aquí dije: tengo que darle continuidad a este proyecto...Estoy muy contento con cómo están yendo la cosas.

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¿Hay público para este tipo de moda?

Cuando empezamos con la actividad de representación de marcas y tal teníamos dudas, de que hubiera un mercado real. Pero la ciudad ha cambiado bastante en los últimos tres o cuatro años, ha dado un giro bastante importante. Incluso en la forma que teníamos de comprar: vendíamos mejor las cosas básicas que las cosas especiales. O había algunos conceptos que la gente en Zaragoza todavía no acababa de entender. Sin embargo ahora lo más especial o lo que tiene un punto más retro es lo que más se vende. Nosotros no hacemos que una ciudad cambie, es la ciudad la que cambia y tú te sumas un poco a esta tendencia.



¿Qué artículos podemos ver en tu tienda?

No tengo un límite. Mi tienda la concibo como una tienda-concepto en la cual me tiene que gustar. Yo veo algo que me gusta y a partir de ahí tiene posibilidades de estar en la tienda. Unas veces puede ser un muñeco de colección, otras una cazadora, otras una mochila, otras un auricular, tiene más que ver con un concepto que me interese. Que esté en la línea del cliente potencial que tengo, que se esté llevando… Es cierto que hay cosas que siempre están como la ropa. Siempre intento trabajar con marcas jóvenes, ya sea nacional o extranjera. Un espíritu de romper las reglas de la moda que son bastante rígidas. La moda habitual es bastante rígida. Tienes que hacer lo todo con programaciones previas, no es ágil.  Lo que hago es lo contrario, convertir la tienda en un sitio muy dinámico, que pueda cambiar de una semana para otra. Una estética y un concepto pero dándole la vuelta a esa forma de funcionar de otras tiendas. Yo intento trabajar de otra forma para hacerlo mucho más divertido. Otras cosas siempre están como cosas de sonido, algún gadchet... La fotografía analógica también es un punto muy fuerte en nuestra tienda.



Y… ¿Esto se vende solo?



Yo tengo la suerte de haber aprendido bastante junto con Juan Simón, que era propietario de Rancho Relaxo, y fue mi compañero en los primeros negocios del Showroom y demás. Él tenía ya un historial importante en la moda, llevaba unos 8 años trabajando en esto, he tenido una herencia bastante buena de su público, la gente que tenía esas inquietudes, el entorno del Casco y demás… Siempre es duro pero he tenido la suerte de llevarme un poco esa herencia y de llevar los deberes hechos y no tener que darme esa bofeteada que la gente se da por primera vez porque ha habido alguien que me ha ayudado. Sobre todo trabajar mucho. Moverte mucho, estar muy activo en redes sociales, intentar que tu negocio sea lo más ágil posible, llevarlo a un mercadillo, si puedes colaborar con un blogger para que te ponga… Al final llegar, ya sea a través de medios físicos, digitales o lo que sea



¿De dónde  viene este nombre de Shuave?



Viene de un juego de palabras. En su día cuando abrimos el Showroom, la distribuidora de moda, le dimos mucha caña a ciertos productos de Asia, no de China. En Asia hay muchas cosas muy interesantes. Hay países asiáticos con un interior de moda mucho más potente que algunos europeos. En ese momento, que nos apasionaba la cultura de moda y la música indonesia, estábamos haciendo auditorías de mercado para ver qué marcas funcionaban y no. El magazine más potente que tiene indonesia es ‘Suave’. Sin hache. Nos hizo mucha gracia que algo en Indonesia se llamara Suave, una palabra muy del español. Sobre todo lo que vendía en el comienzo eran zapatos, era el punto más fuerte. Nos hizo gracia al jugar el shoe cuando le juntabas la hache, el sonido de zapato en inglés [shu] y seguir con ese término de Suave. Una coña que teníamos nosotros y la convertimos en realidad. Dijimos: el que no lo entienda bien y el que no lo entienda, también.

Yo no tengo ningún guión escrito de lo que tiene que estar relacionado con mi tienda. Habitualmente el público que tiene estos gustos estéticos en ropa o por artículos retros, al final, en la mayoría de las ocasiones, está relacionado con una forma de vida, y esa forma de vida implica la música, sus gustos…


¿Pero qué escucha la gente que viene aquí?



Cualquier cosa, pero sí está relacionado con un público más alternativo, mas indie, un público más mod, otras veces más rock, pero siempre tiene que ver con ese criterio de lo alternativo. No tengo que ver con un público normal, que normal somos todos. Yo tengo un ejemplo: cuando entra una persona con un criterio más normalito, a lo mejor le he explicado que una camisa ya estaba usada, que era vintage y me pregunta: ¿cuánto cuesta? “35 euros”, y no lo ha entendido. Y luego ha entrado una persona que sí pertenece a este entorno, que si tiene estas inquietudes culturales y me pregunta: ¿esta camisa cuánto vale? 35. ¿Sólo? Sí, es que es de segunda mano. Ya ya, pero por eso mismo tendría que ser más cara. Tú mismo por la selección que haces en la tienda, tiende a enfocarse a un público determinado. Nadie dice que tengo que escuchar pop y tal grupo. Para nada. Pero sí tiene que tener algo más de sensibilidad.



En el hip hop también pasa…



Siempre vas a tener a un SFDK que quiere vestir de ancho pero luego tienes a un Elphomega que es un moderno. Al final se acaba convirtiendo en algo que llega a todo el mundo.

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¿Por qué aquí en la Madalena?



Porque no tenía sentido hacerlo en otro sitio. Cuando pensé en abrir la tienda, en igualdad de condiciones tenía muchas zonas. Podría haber estado desde Pedro María Ric a cualquier otro sitio. Pero donde me voy a encontrar cada día con este público que tenga la sensibilidad de entenderlo, a grandes rasgos, que luego puede venir un señor de Torrero, como yo, y encantarle es aquí. Tendría sentido aquí. Probablemente en un centro comercial no entenderían nada. Les dirías que es una camisa usada y se irían asustados, en plan, este tío ¿qué está vendiendo? C​reo que las cosas hay que llevarlas a donde se entiende… 





Shuave Shop se encuentra en la calle San Jorge, 19. Esta es su página de Facebook

 

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Ángel Elipe, propietario de la tienda vintage: " La ciudad ha dado un giro en estos tres o cuatro años"

Ivo Alho     07/01/2013 a las 12:54

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