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Hoy La Madalena

El Centro de Historias alberga hasta febrero la exposición “La animación en el cine español”

06/01/2014 a las 16:52

Inés Escario    

 

Historias animadas

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Por sus pasillos la Familia Telerín corre a acostarse, David el Gnomo sana con unas hojas del bosque a D’Artacán bajo la mirada atónita de los tres Mosqueperros y los Fruittis escrutan el lugar en busca de volcanes. Willy Fog y Tadeo Jones comparan sus sombreros e intentan descubrir qué pintan allí tan variados personajes. Pintados, modelados o creados digitalmente todos estos entrañables garabatos tienen un punto en común: son españoles.

Hay que ir mucho más lejos en el tiempo (1905) que en el espacio para remontarnos al nacimiento de la animación. Y es que probablemente el turolense Segundo de Chomón el creador de la primera animación con la técnica de stop motion: “El hotel eléctrico”.

Tras el parón de la Guerra Civil,  el primer largometraje español animado (y primero en color de Europa) fue en 1945, con el castizo “Garbancito de la Mancha”. A partir de los años 50 surgen las productoras dedicadas exclusivamente a la animación como  la de los hermanos Moro (“La familia Telerín”) o la de Cruz Delgado (“Mágica Aventura” o “Don Quijote de la Mancha”). Hasta finales de los años 70 los dibujos animados se realizaban de forma artesanal: cada personaje requería 24 dibujos distintos para un solo segundo. Los 80 traen avances tecnológicos como el ordenador y el escáner que facilita el trabajo a la nueva generación de animadores. Ésta es la década en la que la compañía española de animación BRB Internacional comienza a producir sus propias series. Historias que se han convertido en tesoros para el imaginario común de varias generaciones como la de “Ruy, el pequeño Cid”, “D’Artacán y los tres Mosqueperros”, “La vuelta al mundo de Willy Fog” o “David el Gnomo”. En los años 90 el DVD desbanca al VHS y la animación 3D (tres dimensiones) se impone sobre la 2D que se había utilizado tradicionalmente (primero a mano y luego mediante computadoras).

Actualmente los ordenadores facilitan la tarea de los animadores, aunque la tecnología no está reñida con técnicas tan tradicionales como la del stop motion. Esta técnica consiste en crear la sensación de movimiento mediante la fotografía o filmación (“fotograma a fotograma”). Seguramente Segundo de Chomón no pudo imaginar que su llamado “paso de manivela”, una de las técnicas más artesanales y laboriosas del género, continuaría dando aliento y movimiento hoy en día a muñecos moldeables, objetos a escala y personajes de plastilina.

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