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Historias del barrio

Más de 2.000 años de La Madalena


La Puerta del Sol está en Zaragoza. Más concretamente, en La Madalena, al final del Coso. Allí no se tomaron uvas... ni hay puerta desde 1868, pero un dibujo junto a donde se encontraba la recuerda. Solo se conserva el sol que le daba nombre, pero para verlo hay que ir al Museo de Zaragoza.

De la Puerta del Sol queda poco; en cambio, las murallas romanas siguen en su sitio 17 siglos después de su construcción. Un poco cambiadas, eso sí, porque lo del reciclaje no es nada nuevo y en el siglo XIV se aprovecharon para fundar el convento de las Comendadoras Canonesas del Santo Sepulcro.

Los romanos no fueron en realidad los primeros vecinos. Las primeras viviendas del barrio (cabañas en realidad) se construyeron en las calles Gavín y Sepulcro en el 630 a. C. nada menos. Más nuevas son las casas íberas de las calles Torrellas y  Don Juan de Aragón, que solo tienen 21 siglos.

También los romanos quisieron vivir aquí: en la calle Rebolería estaba la casa del Fauno en San Agustín, la de las Musas. Las dos son villas lujosas, con fuentes de agua y frescos, muestran que los vecinos del siglo II d. C. no sabían nada de crisis.

La muralla de la que hablábamos no fue la primera que cerró la ciudad. De la anterior, también romana pero hecha dos siglos antes, se conserva una misteriosa inscripción, que se encontró en la Puerta de Valencia, en la actual plaza de La Madalena. “El sentido general lo captamos, pero no hemos sabido descifrarla”, asegura Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza. Podría significar “Puerta Romana,que los que te hacen vuelvan a casa” o “Puerta Romana, que los que te hacen vuelvan alegres”. ¿Y por qué “Puerta Romana” si es la Puerta de Valencia? Queda la incógnita...

El corazón de La Madalena
 

Ni íberos ni romanos llamaron a esta zona de la ciudad La Madalena, claro. La iglesia que le da nombre no se construyó hasta el siglo XII, aunque la actual es mudéjar, del siglo XIV. La parroquia también tiene su misterio. “Hay una cosa bastante rara que está sin resolver: unas cruces flordelisadas idénticas a las de San Miguel”, señala Fatás. Las cruces se encontraron en la última restauración y no se sabe a ciencia cierta qué pueden significar. ”Parecen de una orden militar”, aventura el catedrático.

No todos los vecinos del barrio eran asiduos a la iglesia, porque aquí estaba la judería. “Es fantástica, hay cuatro o cinco sinagogas”, afirma Fatás. También se encontraba allí el castillo de los judíos, en lo que hoy es el Seminario de San Carlos. Y su biblioteca, con miles de libros del siglo XVIII y los manuscritos inéditos de Jerónimo Zurita.

La Madalena, heroína de Los Sitios
 

Pero si algo cambió el barrio completamente fueron Los Sitios de Zaragoza. Los vecinos pusieron las cosas muy difíciles a los franceses, que tuvieron que luchar casa por casa. Para animar a los vecinos a luchar, “Palafox empezó a hacer proclamas picando a los barrios: al Gallo y al Gancho, como también se conocen a La Madalena y San Pablo”, cuenta Luis Sorando, socio fundador de la Asociacion Los Sitios. Y parece que la estratagema funcionó: “llegar desde san Agustín hasta el Coso les costó un mes”, asegura.

Así que los franceses tuvieron que espabilarse para conseguir doblegar a los defensores. Un día, consiguieron entrar en la iglesia de Santa Mónica, hicieron un agujero para pasar a San Agustín, donde se bendecía a los defensores. “A mitad de la misa estalló la pared y llegaron los franceses. Imagina que escena para hacer una película”, explica Sorando.

Durante la guerra murieron muchos de los vecinos y el barrio quedó muy tocado. La pérdida más importante fue la de las Escuelas del Seminario de San Carlos (hoy está allí el Hotel Ramiro), en el que vivían algunos huérfanos y que se utilizó para guardar pólvora. “Pero a uno de los que cargaba la pólvora no se le ocurrió otra cosa que fumarse un cigarro, tiró la colilla y explotó. De los niños, ni se encontraron restos”, cuenta. Fue tan fuerte la detonación que toda una manzana saltó por los aires y los franceses se impresionaron tanto que ni atacaron.

Al final de la guerra, el barrio, que tanto había resistido, estaba destrozado. Tanto que muchos de sus vecinos no volvieron ni se restauraron los edificios. Solo los que no tenían otro lugar al que ir se quedaron allí.

La Madalena desaparecida

No todos los monumentos que ya no están se derrumbaron por culpa de las bombas francesas. La piqueta también hizo mucho daño. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX se derribaron las puertas para crear una ciudad abierta y moderna.

En los años 40 se creó de la calle San Vicente de Paúl, “por espíritu de modernidad”, según explica Guillermo Fatás. Para ello, se tiraron las casas que se erigían en las callejuelas. Por ejemplo, “una con una portada preciosa, con dos ninfas barrocas”, que se ubicaba en la calle del Limón. Afortunadamente se conservaron, aunque fuera del barrio: en el lateral del palacio de Sora, en la calle Salduba.
 

Adiós a la Universidad
 

La mayor pérdida del barrio fue el edificio de la Universidad, “un episodio mayor del último siglo de historia de La Madalena perfectamente vergonzoso”, afirma Guillermo Fatás. Aquí abrió por primera vez sus puertas en 1582 y fue testigo de las luchas de Los Sitios en primera línea.

Con la construcción del nuevo campus se convirtió en instituto. Hasta que en 1969 el Ministerio de Educación decidió derribarlo y conservar tan solo la capilla de Cerbuna. La pobre capilla resisitió durante cuatro años al abandono, pero el 6 de mayo de 1973 no pudo más y se desplomó.

La Madalena hoy
 

No todo ha desaparecido, por supuesto. Edificios como la Casa de los Morlanes o la llamada Casa de los Sitios recuerdan su esplendor. Se mantiene también su sabor a barrio y algunas tiendas que han pasado de generación en generación como Quitería Martín o Casa Alfaro. La Madalena resiste.





















Un paseo por la historia de La Madalena

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Íberos, romanos, musulmanes, judios... La Madalena ha tenido muchos habitantes que han formado lo que es hoy

Silvia Arcega     03/01/2013 a las 14:18

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