Aunque ahora quiere ser actriz, la nieta del pintor José Luis Cano adoraba dibujar a los siete años. El cuento de Blancanieves hecho exposición es un regalo de su abuelo, que quería contarle la historia con las herramientas que mejor sabía utilizar. El zaragozano José Luis Cano estudió Bellas Artes y se ha dedicado intermitentemente a la enseñanza y al diseño gráfico porque “no se puede vivir de la pintura en esta ciudad”.  Es un pintor curtido que ha hecho desde murales, escenografías y cómics hasta recordatorios de confirmación. Desde pequeño fue cultivando dos de sus pasiones: dibujar y escribir. En su exposición, Blancanieves, combina las dos para contar el cuento de los hermanos Grimm desde una perspectiva biográfica.



Blancanieves está ahora muy de moda, ¿cuándo comenzó a realizar la obra?



Antes de que se estrenara ninguna de estas películas que ha habido. La tengo terminada desde hace 4 o 5 años, pero la exposición se retrasó y me ha cogido por en medio de todos los estrenos.
 

¿Por qué eligió este cuento como centro de su exposición?


Porque Blancanieves en el cuento tiene siete años cuando le empiezan a pasar todas estas calamidades y mi nieta tenía en esa época siete años. Quería contarle el cuento a ella, que se sintiera la protagonista.

Su visión de Blancanieves es muy personal, ¿cómo es este personaje para usted?

Intentaba contar a mi nieta lo que sé. Y de lo que más sé es de pintura, así que he llevado todo al terreno de la pintura. Blancanieves puede ser una pintora o puede ser la pintura en sí misma. La exposición también refleja lo que he vivido yo como pintor. A veces digo que mi generación es como “El curioso caso de Benjamin Button”: de niños hacíamos academicismo con el ánimo de cuando fuéramos tan viejos como Picasso pintar como niños, es el recorrido contrario. La exposición va de eso: de cómo pasar de pequeño a mayor y cómo te van cambiando las reglas del juego conforme vas avanzando en la vida y que todo lo que te has propuesto no sirve para nada.
 

Esta exposición no es solo para niños…


No, yo diría que no es para niños (ríe). De hecho, he visto bajar a padres con los niños y que han salido con cara de “pues vaya, esperaba otra cosa”. Ese es un problema que tengo, siempre hago cosas híbridas que no se sabe si son para niños o para mayores. Yo creo que esta exposición es para mayores. Los cuentos de los hermanos Grimm tampoco eran para niños, son todos tremendos, son cuentos para mayores. 

Mezcla la ilustración con el texto ¿Qué le aporta la narrativa?


Un cuento se compone de imágenes y palabras y me parecía que introducir las letras en los cuadros, algo que hago desde hace mucho tiempo, da mucho juego. En este caso casi era obligado.

En todas las ilustraciones ha utilizado la técnica mixta sobre cartón, ¿por qué esta técnica?

Desde el principio sabía que tenía que ser sobre papel, es algo que ves que tiene que ser así. Me planteé trabajar con cosas que me dieran mucha libertad. He utilizado carboncillo, pasteles, acrílicos, acuarelas, tinta china… y dejando respirar mucho el blanco del papel, haciendo pequeñas manchas. Eso también funciona con la idea de cuento de que siempre se refleja sobre un papel las páginas del libro.
 

Y como cuento, la estructura de su exposición está muy definida.
 

Sí, sigue cronológicamente la historia del cuento. Hacerlo en esta sala me va muy bien porque es como una especie de laberinto que vas siguiendo hasta el final.

¿Cuáles son los siguientes proyectos para la exposición Blancanieves?


Me han sugerido que podía exponer en un sitio relacionado con la Universidad, me han sugerido también una sala en Logroño… pero la verdad es que ese aspecto de las cosas suelo desentenderme un poco (ríe).
 

Porque la vida de artista en Zaragoza no es muy fácil, ¿no?

Así es. Hace mucho tiempo el Periódico de Aragón publicó la lista de los 40 más ricos de Aragón y yo no conocía a ninguno que se dedicara a comprar cuadros. Y si hay alguno que se dedica a eso lo hace en Madrid o en Barcelona, que es donde está el mercado. Así que vamos tirando, como dice Natalio Bayo “nosotros no vendemos, nos compran”, que es distinto. Entonces se trata de sobrevivir como se puede y hacer lo que te gusta.

























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