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Sociedad

Esto no es un solar... como los demás

Inés Escario     06/01/2013 a las 22:12

El proyecto “Esto no es un solar” se dedica desde el año 2009 a recuperar los solares abandonados de Zaragoza y darles un uso útil para la ciudadanía

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Compromiso con el entorno​


“Que un solar pueda durar años implica que los ciudadanos han tenido que aprender a respetar”, dice Ignacio Grávalos en cuanto a la educación urbana. Uno de los principales problemas es la falta de presupuesto para realizar las reformas necesarias por el desgaste de los materiales. Tras un 2012 inactivo, el programa “Esto no es un solar” se pone en marcha de nuevo con cuatro nuevos solares en Delicias, Rabal, Santa Isabel y Casco Histórico y la rehabilitación de algunos otros. Un paso para hacer que estos solares tan especiales, alimentados por la ilusión de la ciudadanía, crezcan en número y en calidad.

El solar del Coso lleno de excrementos. En el muro, una pancarta de protesta.

Cuando preguntas a los vecinos de La Madalena por el solar del Coso te responden: “No, no, el del conejo”. Y es que este simpático animal plasmado en el número 182 de la calle Coso se ha convertido en una imagen de referencia del barrio.
Los promotores de este proyecto son los arquitectos Patricia di Monte e Ignacio Grávalos que propusieron estas reformas al consistorio de Zaragoza. Solo superado por el barrio de San Pablo, La Madalena cuenta con tres solares en las calles San Agustín, Palafox y Coso.



La ciudad habla



“La intervención de los vecinos es clave. Lo prioritario al principio es establecer canales de comunicación con ellos”, enfatiza el arquitecto Ignacio Grávalos. Uno de los principales problemas de La Madalena es que cuenta con pocas zonas verdes, prácticamente solo el Parque Bruil. Ante la necesidad de espacios abiertos para ocio, deporte o juego; los tres solares se presentan como una alternativa para los momentos de distensión. “La magia de este programa es que tú les transmites que sus deseos se pueden cumplir. A veces, los sueños que tiene la gente son muy simples, por ejemplo: quiero que mi hijo tenga un campo para jugar a baloncesto”, afirma Grávalos, destacando la intervención vecinal.
En La Madalena, el solar de San Agustín es un campo de juegos: cuadrantes de colores o una oca gigante tiñen el suelo de lo que antes era un solar abandonado. El de Palafox es un buen entorno para practicar deporte rodeado de arte callejero. Los grafittis están presentes también el solar del Coso. Además del emblemático conejo, pintorescos personajes como un elefante con cabeza de radiocasete o una niña con un casco de conejo nos otean desde los muros.


La juventud tiene algo que ver



Los niños y jóvenes son los que más necesidad tienen de lugares abiertos. Son ellos los que dan vida principalmente a estos solares. Ante la necesidad de espacio, los niños del Colegio San Vicente de Paúl y de la Escuela Infantil La Gusantina acuden al solar de San Agustín a hacer ejercicio. La participación infantil se dio incluso en el diseño del solar del Coso. Fueron unas niñas las que idearon el escenario: un trébol de cuatro hojas. Este solar es uno de  los más grandes del proyecto donde se realizan diversas actividades culturales como una de las hogueras de San Antón del barrio el 17 de enero . 



Esto no es... de color de rosa


A pesar de que la mayoría de los ciudadanos hacen un buen uso de las instalaciones, la falta de civismo sucede. Y a veces se sucede. Un ejemplo son los numerosos excrementos de perro que hay en el solar del Coso que muchos propietarios de estos animales no limpian. Como el solar no consta como espacio público, el servicio del Ayuntamiento no se responsabiliza de su limpieza. Son los organizadores de los eventos los que deben retirar los excrementos si quieren contar con un espacio en condiciones. Este es un problema del que las asociaciones vecinales se han hecho eco. “Este año para la hoguera de San Antón tendremos que limpiar nosotros los excrementos”, protesta Eva, de la Asociación de Vecinos de La Madalena Calle y Libertad.

El solar del Coso lleno de excrementos. Al fondo, una pancarta de protesta. 

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