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¿Cuál es la historia del Centro de Historias?



El edificio era un antiguo cuartel, una antigua iglesia, pero salvo las fachadas de la plaza de San Agustín estaba vacío. Se recuperó el edificio para su uso cultural, con un proyecto inicial, en el que yo no participé, de un centro de interpretación de la historia contemporánea de Zaragoza. Eso estuvo funcionando desde 2003 a 2005 y entonces, por una serie de razones que yo no sé, se decidió el cambio de un modelo distinto de funcionamiento.



El Centro al principio se llamó Centro de Historia, pero el año pasado se le añadió una ‘s’ que tuvo su polémica…


El cambio de nombre se imponía porque ‘Centro de Historia’ no respondía a su nueva actividad; a la gente de fuera de Zaragoza le chocaba el nombre y llamaba gente a ver si teníamos fondos históricos. Entonces se realizó un concurso para que se aportasen ideas sobre cómo se tenía que llamar y salió este. En ese jurado estaba gente como Antón Castro o Félix Romeo, con un cierto peso cultural en Zaragoza y un cierto criterio. Sobre el nombre, yo creo que lo que hacemos fundamentalmente es contar historias y la ‘s’ tiene una ventaja: que el coste del cambio ha sido prácticamente cero. No pesó esta cuestión cuando se eligió el nombre pero posteriormente sí que nos dimos cuenta que había sido acertado.



Dice que aquí se cuentan historias, ¿cuáles son?


El Centro es acoge exposiciones al uso pero también algunas diferentes, que no sean solo colgar fotos o colgar cuadros. Es un centro que pone en valor unos temas a través de exposiciones como ‘La historia del tebeo español’, ‘Los Beatles en España’, o las que tenemos ahora: ‘Cuando el cine se hace oficio’ y ‘Zaragoza desaparecida’. Además tenemos un salón de actos, tres aulas para hacer actividades y un laboratorio de audiovisuales. Todo eso genera actividades propias o en colaboración con otras entidades y asociaciones, como presentaciones de cortos y documentales, ciclos de cine… Y en el claustro, realizamos actividades como las Jornadas de Manga y Anime, a las que cada año acuden 3.000 o 4.000 personas, una feria de cerveza artesana o la semana de la Modalena.



¿Cómo es la relación con el barrio?


Tenemos una profunda vocación de acercamiento al entorno, con actividades relacionadas con asociaciones y grupos del barrio. Ya que en esta zona no hay un centro cívico al uso, intentamos ser soporte para sus actividades.



¿Y cómo acogió el barrio al centro?


Fue un proceso. El Centro de Historias en el barrio de La Madalena pretende que la actividad cultural regenere los hábitos de convivencia, dinamice la zona y cree un entorno atractivo para que la gente venga. Con el tiempo se ha ido más o menos consiguiendo y en este momento acercarse al Centro de Historias no es ningún problema para ningún zaragozano. La relación con el barrio, excepto que los chiquillos se metan en la fuente o den un pelotazo, no tiene problemas.



El año que viene el centro cumple sus 10 primeros años. ¿Han pensado celebrarlo de alguna manera?
 

No, creo que es muy pronto todavía, más teniendo en cuenta que el centro ha pasado por dos fases distintas.



¿Cómo les afecta la crisis?


Pues como a todo el mundo. Desde el año 2010 al año 2012 nuestro presupuesto ha bajado en torno al 50%. Pero lo suplimos con imaginación e implicando a más gente en los procesos de producción. Regulamos bastante los costes y la producción propia y coproducción la hacemos con las brigadas municipales de arquitectura, que realizan los elementos de construcción de las exposiciones, la pintura, las impresiones en vinilo… Una labor que si la tuviésemos que hacer fuera sería inviable con los presupuestos que tenemos.



























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El Centro de Historias cumple este 2013 sus primeros 10 años y, aunque según su director es un poco pronto para celebraciones, recordamos con él estos años de andadura.

Silvia Arcega     05/01/2013 a las 16:25

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